Ayer lunes, aviones de combate israelíes bombardearon un edificio de la Universidad Islámica en el barrio de Al Sabra, en la norteña ciudad de Gaza. Según un comunicado castrense israelí recogido este martes, el edificio estaba siendo utilizado como base militar por milicianos de Hamás, aunque no se han aportado pruebas que respalden esta afirmación.
«Los terroristas utilizaron la estructura para disparar misiles antitanque y dirigir y llevar a cabo ataques contra nuestras tropas», detalla la nota del ejército israelí. Este centro universitario ya había sido atacado previamente por Israel el pasado 11 de octubre, al inicio del conflicto, bajo sospechas de que se utilizaba como campo de entrenamiento de Hamás para agentes de inteligencia militar y para el desarrollo y producción de armas.
El conflicto, que ya supera los ocho meses y medio, ha dejado un saldo devastador en la infraestructura educativa de Gaza. Al menos 110 centros educativos han quedado totalmente destruidos y más de 300 están parcialmente dañados, según datos del 17 de junio proporcionados por la Oficina de Prensa del Gobierno de Hamás en la Franja de Gaza.
La situación es aún más alarmante según la agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), que el pasado viernes alertó que el 69 por ciento de las escuelas en Gaza han sido bombardeadas. Estos centros escolares han sido convertidos en refugios para los gazatíes que han perdido sus hogares debido a los bombardeos.
Este martes, fuentes palestinas denunciaron nuevos ataques israelíes contra escuelas que albergaban desplazados en los barrios de Al Daraj y Al Shati, también en el norte de Gaza, resultando en decenas de muertos y heridos. Israel ha justificado estos ataques argumentando que los milicianos de Hamás y la Yihad Islámica usan estos edificios como bases operativas.
«Aviones de combate atacaron edificios en el norte de Gaza donde había un sitio de lanzamiento de cohetes utilizado ayer en un ataque contra el sur de Israel por parte de la Yihad Islámica», indicó el comunicado del ejército israelí.
Desde el inicio del conflicto el pasado 7 de octubre, más de 37.650 palestinos han muerto en Gaza, en su mayoría mujeres y niños, mientras que otros 86.200 han resultado heridos. Decenas de familias han sido completamente aniquiladas, y otras han perdido hasta medio centenar de miembros.
La escalada del conflicto sigue dejando una estela de destrucción y pérdidas humanas que afecta gravemente a la población civil en Gaza, aumentando la desesperación y la necesidad de una solución pacífica urgente.